La política salarial en México es utilizada para mantener bajo control “los equilibrios macroeconómicos” y para “hacer competitiva a la economía”, mediante los siguientes mecanismos: 1) Los salarios se utilizan como instrumento antiinflacionario a partir de la fijación adelantada de los aumentos iguales a la tasa de inflación proyectada anual, la cual es superada por la inflación realmente observada; 2) Los topes salariales reducen el costo de la mano de obra para ofrecerla como una ventaja comparativa a las Grandes Empresas Trasnacionales (GET), y 3) La contención salarial sirve como instrumento contraccionista de la demanda agregada (al disminuir el poder adquisitivo de los salarios, se reducen los niveles de consumo, inversión y la generación de empleos) con el fin de disminuir el déficit externo.
La política de incrementos salariales por debajo del índice inflacionario la podemos observar si analizamos el comportamiento de la tasa de inflación oficial calculada por el Banco de México y los aumentos anuales al salario mínimo general y contractual de jurisdicción federal en los años del neoliberalismo económico: en 1989 la inflación llegó a 19.7% y el aumento a los salarios mínimos y contractuales fue de 17.9% y 12.4%, respectivamente; en 1990 la inflación cerró en 29.9%, mientras que el salario mínimo obtuvo sólo 9.4% de aumento y el contractual 16.8%; en 1995, año de una de las crisis económico-financieras más severas, la inflación llegó a 51.9%, en tanto que las minipercepciones y los salarios contractuales sólo alcanzaron 17.6% y 12.3%, respectivamente; en 2004, la expectativa de inflación del gobierno federal de 3% fue rebasada de nueva cuenta, ya que cerró en 5.1%, por lo que los salarios se mantuvieron en rezago respecto a la inflación: el mínimo general sólo obtuvo 4.3% de aumento, mientras que los contractuales registraron un incremento de 4.1% en promedio; al cierre de la administración foxista, en 2006, la expectativa de inflación del 3% no se cumplió, al ubicarse en 4.2%, los minisalarios ese año sólo obtuvieron 3% de aumento, mientras que las remuneraciones contractuales se situaron en 4.1%. Respecto a 2007, el gobierno de Felipe Calderón esperaba que la inflación se ubicara en 3%, pero ese pronóstico ya fue rebasado en junio al registrar un 3.9% de aumento en la inflación, en tanto que el salario mínimo general recibió un incremento del 3% y el mínimo de la zona geográfica A del 3.9%, mientras que el salario contractual observó un aumento del 4.2% en promedio.
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